viernes, 26 de junio de 2009


Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.

Las lágrimas son la sangre del alma.

Cada lágrima enseña a los mortales una verdad.

Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.

A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas, y entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.

Porque ninguna lágrima rescata nunca el mundo que se pierde ni el sueño que se desvanece.

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